Muchas veces descuidamos nuestro propio cuidado emocional ya que consideramos que el tiempo invertido en nosotras mismas en un acto egoísta. Queremos cumplir con todas nuestras tareas y roles a la perfección, y para lograrlo nos hacemos a un lado y colocamos nuestras necesidades en la lista de “postergables”.
La realidad es que “Invertir en nosotras, nos vuelve personas mucho más tolerantes y más pacientes”, nuestro propio cuidado emocional nos garantiza ofrecer mejores cuidados y atenciones los demás.
Señales de descuido emocional pueden ser los altos niveles de estrés, ansiedad, falta de productividad en el trabajo o en otras áreas. Nos volvemos más irritables, sermoneamos más, consumimos más medicamentos, nos enfermamos más y más seguido, o bien pasamos con dolores musculares o de cabeza. Puede afectar nuestro apetito, nuestra salud física en general y nuestras relaciones sociales.
Es decir, que al no tomarnos un tiempo de autocuidado, estamos colocando más carga sobre nosotras, y volvemos nuestras tareas más difíciles porque no pensamos con la misma claridad, y comenzamos a “reaccionar”, en lugar de responder de manera asertiva.
Invirtamos en nuestro “banco” emocional para ser personas más relajadas, capaces de disfrutar los detalles, agradecidas con lo que SI tenemos, con mayor posibilidad de ser empáticas y más eficientes para enfocarnos en soluciones. El cuidado emocional abre la posibilidad a ser más reflexivas y cultivar relaciones saludables con quienes nos rodean.
Aquí algunas preguntas y tips para que empieces a encontrar el norte y comiences a ver las “ganancias” en ese “banco emocional”:
- ¿Duermes lo suficiente? Es momento de iniciar. ¿Difícil? Intenta.
- ¿Haces ejercicio? Empieza a caminar. Inicia con metas alcanzables.
- ¿Qué comes durante el día? Haz una lista y comienza a hacer conciencia. Si es necesario pide ayuda a una persona experta en nutrición.
- ¿Estás al día con tus revisiones médicas? Empieza a ordenarte.
- ¿Cómo despejas tu mente? Dedica un rato de reflexión y al silencio, sal a caminar y aprecia tu entorno, realiza respiraciones profundas. Revisa que tipo de cosas te ayudan a calmarte. Si las preocupaciones no te permiten avanzar, anótalas en un cuaderno y luego, vuelves a ella con la mente más abierta.
- ¿Espacios de conversación? Los seres humanos somos sociales, necesitamos de otras personas. Un café con amigas es muy valioso, sentarte a conversar con alguien ayuda a ordenar las ideas.
- ¿Tu vida está llena de excesos? Es importarte intentar buscar el equilibrio. El exceso de trabajo, alcohol, salidas nocturnas, gastos económicos y cualquier otro. Comienza haciendo una lluvia de ideas de cómo crees que podrías empezar a controlar esto.
- ¿Problemas? Intenta enfocarte en soluciones.
- Acéptate como una persona imperfecta. Colocar metas inalcanzables, nos lleva directamente a la frustración.
- Busca ayuda. Todas las personas la necesitamos. Puede ser en un familiar o una amistad, dependiendo de la situación. En otras ocasiones es mejor acudir a una persona profesional en psicología.